Luego de uno de nuestros largos almuerzos, ella me comentó que tenía un par de aros que le encantaban pero que rara vez los usaba porque eran muy grandes y muy pesados. Y me quedé pensando que yo podía tejerle unos que fueran muy livianos para usarlos cuando quisiera. Así que este fue finalmente su regalo:
Aros |
No hay comentarios:
Publicar un comentario